YOKOHAMA, Japón – Quizá a las nuevas generaciones les sorprendería ver un automóvil de la década de los 80s dado que la tecnología y los equipos disponibles en los actuales modelos han dado crecido a pasos agigantados. Gracias al papel clave de la investigación y el desarrollo (RD, por sus siglas en inglés), nos hemos acostumbrado a ver que los vehículos cambian más rápido con cada generación.
La Investigación y Desarrollo combina lo que se ha probado y probado en el pasado con las últimas tecnologías más futuristas, como, por ejemplo, ProPILOT: la tecnología de asistencia al conductor más avanzada de Nissan y otro paso hacia la conducción completamente autónoma.
Este año, el Centro Técnico de Nissan Europa (NTCE) celebra 30 años de innovación, lo que proporciona el momento perfecto para recordar hasta dónde ha llegado el campo de la Investigación y Desarrollo.
En la década de 1980, gracias a las computadoras con una milésima parte de la potencia informática de un teléfono inteligente moderno, el período de desarrollo de un vehículo o componente fue mucho más largo de lo que es hoy. En lugar de simular el rendimiento de una nueva pieza de automóvil en un entorno digital, los ingenieros de Nissan construían cuidadosamente los prototipos a mano antes de probarlos individualmente.
En ese momento, los vehículos eran mucho más simples, con sistemas de seguridad menos sofisticados y mucho menos confort y tecnologías de conveniencia. El sistema de audio era normalmente un reproductor de casetes con una radio analógica, mientras que las características como la navegación por satélite, el control de crucero o la integración de teléfonos móviles, comunes en la actualidad, eran completamente desconocidas.
Desde la década de los ochenta, los vehículos de Nissan ya tenían una gran reputación por ser extremadamente confiables a la vez que ofrecían una buena relación calidad-precio, pero no siempre eran reconocidos por su rendimiento en la conducción.
Con esto en mente, se lanzó un proyecto global llamado ‘901’ con el objetivo de convertir a Nissan en el fabricante número uno en rendimiento dinámico para 1990. Este objetivo extremadamente ambicioso fue la fuerza impulsora detrás de los modelos emblemáticos de la época, como Nissan Skyline GT-R y Nissan Fairlady 300ZX, que recibieron el reconocimiento de la industria y el consumidor.
A mediados de la década de 1990, el enfoque en la evolución de la seguridad del vehículo resultó en la instalación de bolsas de aire y cinturones de seguridad de pretensión en toda la industria, la llegada del milenio exigió una mayor innovación por parte de Nissan.
Mientras buscaba un diseño adecuado para un hatchback, Nissan fue pionero en un vehículo concepto que capturó lo mejor de un hatchback y un vehículo deportivo utilitario (SUV). A partir de 2002, el equipo comenzó a trabajar en la combinación de las características de ambos en un tipo de vehículo completamente nuevo, ahora conocido como crossover.
Con los avances en la tecnología automotriz que continúan al ritmo de la próxima década, existen más desafíos y oportunidades que nunca. Los vehículos del futuro deben estar conectados con la infraestructura y el ecosistema que los rodea para satisfacer las necesidades de los clientes para soluciones de movilidad más inteligentes y flexibles.
El papel de la Investigación y Desarrollo continuará siendo crucial para promover las tecnologías de asistencia al conductor y abordar los problemas de emisiones mediante el uso de motores eléctricos.
La investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación también son elementos clave en la estrategia de Nissan en México, por ello, el Centro de Desarrollo Tecnológico de Nissan (NISTEC) ubicado en la ciudad de Toluca, Estado de México, tiene como objetivo asegurar la máxima calidad y competitividad de los vehículos que se manufacturan en el país.
Aunque no sabemos qué nos depara el futuro, podemos garantizar que Nissan se compromete a ofrecer vehículos con tecnologías innovadoras que emocionen al conductor.
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